domingo, 26 de septiembre de 2010

Entrevista a Dolores Adame Catalán

En DIARIO 21, edición del domingo 26 de septiembre de 2010, se publicó la siguiente nota:

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La Entrevista del Domingo
Dolores Adame Catalán. Longeva revolucionaria
Por Jonatham Cuevas
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Iguala, Gro., Sept. 26.
Cientos de arrugas muestran su infinita experiencia, mientras que su mirada cuenta tan solo un poco de sus 110 años de vida; ella es doña Dolores, quien relata la época que vivió en carne propia; aquella época en que existía una lucha por el poder, entre Emiliano Zapata y Venustiano Carranza; el tiempo de la Revolución Mexicana.



Doña Dolores nació al momento que germinó el siglo XX. Pues cuando éste preparaba un movimiento que marcaría la historia de México, se alistaba una mujer que contaría lo sucedido en esa época a por lo menos 3 generaciones. La fiel testigo de una verdadera revolución.



Minutos antes de relatar lo atestiguado por su propia persona, la “señorita” Dolores (pues así le gusta que le digan, debido a que nunca se casó ni tuvo hijos), probaba con delicadeza sus alimentos; los degustaba lentamente y sin prisa alguna, pero amablemente, ofreció a sus visitas un plato de comida., enseguida ordenó a sus familiares que atendieran bien a los comunicadores que la visitaban.



Al frente de su mesa, postrada sobre una silla, preguntaba a uno de sus sobrinos, a que venían las personas que en ese momento ya la esperaban en la sala; aquel hombre alto, un tanto grande de edad, explicaba que aquellas personas (tres mujeres y un hombre), querían conocer sus experiencias que tuvo en la Revolución Mexicana.



Entonces terminó de comer. Apoyada por dos de sus sobrinos se puso sobre sus pies con un poco de trabajo. A paso lento, se dirigió a la sala, que esta a escasos tres metros de su comedor. Tardó unos 3 minutos en recorrer ese trayecto.



Finalmente, pidió que le instalaran una silla junto a aquellos sillones en los que no se sentó debido a que –dijo-, no puede pararse cada vez que trata de descansar sobre ellos.



Aquella mujer, necesitaba que le hablaran cerca del oído para poder entender las preguntas, pues dicen sus familiares que ya no escucha bien, además de que afirman, ya ve un poco borroso.



-¿Cuál es su nombre señora?”; se le preguntó.



-¡¡No soy señora, soy señorita!!”; Respondió un tanto molesta, al tiempo que su mirada cansada, mostraba una luz brillante, muestra de la experiencia de toda persona de la tercera edad.



Luego dijo; “Yo me llamo Dolores Adame Catalán, a sus órdenes, y orgullosamente soy de Chichihualco, de donde era Nicolás Bravo”.



En seguida se le preguntó su edad, dato que dijo desconocer, pues al momento que alzó su mano y sus cejas, estirando y engrosando un poco sus labios, explicó que es difícil recordar su edad cuando ha vivido tanto tiempo; sin embargo, el acta de nacimiento mostrada por sus sobrinos, dan fe de sus 110 años, pues aquella mujer nació en el año de 1900.



Antes de continuar, pidió que todos los ahí presentes escucharan un discurso que expuso cuando apenas cursaba el segundo año de primaria, y es que asegura que ese fue el primer discurso que se aprendió y dijo al frente de cientos de personas, mismo que no olvida pese a que su padre, la obligó a aprendérselo a tan solo un día antes de que lo exclamara.



Luego, recitó aquel discurso; “Mexicanos, son la sublime decisión de Hidalgo, la noche del 15 de septiembre de 1810, si en sabiente patriotismo y heroica resignación de héroes personificados por Juárez, Porfirio Díaz, Ocampo, Zaragoza, y otros muchos que conservaron y enriquecieron el inmortal legado de Hidalgo, porque este dispersó, y formó el espíritu patriótico, hizo que los astros vieran por completo en el cielo de la patria, Hidalgo y Juárez...”.



Este, fue tan solo un fragmento de aquel verso que por lo menos, tardó 10 minutos en ser declamado por aquella mujer que pese a su escasa fuerza, quiso ponerse de pie para hablar con toda libertad de ademanes; al final solicitó aplausos con una voz de mando.



Luego, a pesar de estar asombrados por la sabiduría mostrada por aquella mujer, y al momento que a su familia casi les rodaban lágrimas, los periodistas preguntaron sobre los tiempos de la Revolución.



“Pues sí recuerdo porque estábamos en paz, bonito verdad, pero empezó la Revolución, ah pues la gente que tenía miedo se escondía, y la que no pues ahí andaba…”; dijo aquella mujer.



Así, doña Lolis recuerda las amargas, pero valiosas experiencias que tuvo al conocer grandes personajes de la historia mexicana, incluso, afirma que el general Heliodoro Castillo, fue uno de sus pretendientes; ese recuerdo lo recreó con un semblante penoso, un tanto sonrojada a pesar de su edad.



-¿Qué era la Revolución para usted?”; se le preguntó.



-¿Qué cosa era?, Ave maría purísima, pues la Revolución; ¡¡Guerra, guerra de pronunciados y gente que andaban en las calles así, robando, matando…!!.



Esa era la respuesta de doña Lolis, misma que dijo justo cuando recordaba la rispidez de aquella época, mostrando un poco de miedo y coraje a la vez.



-¿Y en las casas que hacían?



-Saqueando, saqueando las casas, esculcando y llevándose lo que encontraban…



Aquella mujer vestía una prenda larga que cubría desde su cuello hasta debajo de sus rodillas por completo, era un vestido largo y floreado, acompañado de un mandil.



Con esas vestimentas, y frente a las paredes que la han visto crecer, recordó con amargura aquellos tiempos, sin embargo, detalló que no todo era malo, ya que tuvo la oportunidad de conocer a grandes personajes.



EL RECUERDO



DE UN AMOR IMPOSIBLE



-¿Cómo era Nicolás Bravo?



-Ah pues una persona muy presentable y muy buena, y de dinero, de buen parecer.



-¿Y el general Heliodoro Castillo?



-Ah pues era una persona alta, de mucho prestigio, de los grandes, nosotros éramos unos cominitos al lado de él, él era una persona bien parecida, muy bien parecida, andaba con su gente y lo valía tanto de persona como su presentación.



-¿Y es verdad que usted fue novia del general?



-¡¡Ora!! Yo era una miniatura al lado de él, ellos eran personas grandes, él se casó con una muchacha muy bonita que se llamaba Miguelita Nava, una cosa preciosa, su novia le quedaba bien, a mi me hablaba, pero yo no quise porque el era grande, como iba a andar con una muchachita taruguita como yo.



Lo cierto es que doña Dolores, o “la señorita lolis”, fue parte de la Revolución Mexicana, que está próxima a conmemorarse en su centenario, y esta venerable anciana habrá de festejarlo con discursos, como siempre le ha gustado.



La familia de doña Dolores, celebra la oportunidad de tener entre ellos a una mujer ejemplar, y que podría ser la persona con mayor edad en este país, pero además, la anciana más sana, pues aseguran, a sus 110 años, no sufre de ninguna enfermedad.



Su sobrina Guillermina es quien la cuida a todas horas, lo que le impide tener una vida propia, sin embargo, la generosa sobrina, parte de la descendencia de una gran familia, afirma que no es ninguna molestia hacerse cargo de una mujer que podría ser de las más ancianas de este mundo.



“Es complicado, yo casi ya no puedo salir a ningún lado porque pues ella ya no puede andar conmigo para allá y para acá, si, y mis hermanas, pues tengo más hermanas pero ya no tienen tiempo de venirla a cuidar…”; expuso la sobrina que parece ser su hija.
Al final de la entrevista, doña Dolores consideró; “la gente que quiere revolución ahora no saben lo que dicen, porque por más que le vaya a uno mal, pues es mejor la paz y no la guerra”; y es que todo el derecho tiene de hacer esas declaraciones, pues no todas las personas han vivido en carne propia una revolución, la Revolución Mexicana.
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Consultado en:
http://www.diario21.com/?module=displaystory&story_id=62462&format=html

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