jueves, 11 de diciembre de 2008

Sobre Othón Salazar Ramírez

Foto de Andrés Garay, Archivo Proceso, tomada de:
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El maestro Othón, el paradigma
Rodrigo Huerta Pegueros
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Othón Salazar Ramírez fue un maestro en toda la extensión de la palabra. Quien tuvo la oportunidad de conocerlo o tan solo conversar con él personalmente, pudo darse cuenta de inmediato que el maestro tenía vocación, tenía claridad en cada palabra que pronunciaba, en conversaciones privadas o en la tribuna, frente a las masas, a las muchedumbres, ante los letrados y los no iletrados.
Todos comprendían lo que el maestro quería decir y cuál era el mensaje que quería trasmitir. No tuvo confusiones en cuanto a la ideología que lo llevó a luchar por mejorar las condiciones de los trabajadores de la educación y fue el primero y único en el país que se enfrentó, en la época mas cruenta del autoritarismo priísta a los líderes magisteriales y a las autoridades federales de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Su afán reivindicativo lo llevó a sufrir el más cruel de los castigos que maestro alguno haya tenido en la historia del México pos revolucionario: ser proscrito para impartir clases en el territorio nacional. Ese castigo nunca se le levantó y murió sin haber adquirido ninguno de los beneficios por los que luchó toda su vida. Vivía de la solidaridad social y murió como vino al mundo.
A los 84 años de vida, el maestro Othón, como solía llamarlo la mayoría de la gente, el primer presidente municipal comunista de México, de su natal Alcoazauca, Guerrero, bien podría haber pasado como un vicario de Cristo. Hablaba, casi siempre, en voz baja y con tono pausado. Las palabras que pronunciaba tenían una ilación que llevaba al interlocutor a ponerle toda la atención requerida pues desembocaba en ideas que retrataban lo que acontecía aquí, allá y acullá. No cansaba escucharlo en pláticas de café o en entrevistas periodísticas, mucho menos cuando se trepaba a una tribuna y evocaba las vicisitudes de los mexicanos de ayer y de hoy y proyectaba su visión hacia el futuro. Por ello, nunca dejaba de arengar para que los jóvenes estudiaran, se prepararan mejor y pudieran forjar un mejor porvenir para nuestro país.
Mucha tinta ha corrido desde que el maestro Othón murió. Propios y extraños acudieron a darle el último adiós en la montaña roja, como él bautizó a su región, la más de pauperizada de Guerrero. Mucho bien le hubiera hecho si el reconocimiento póstumo se lo hubiesen hecho en vida. Algo hubiera curado el corazón lastimado por tantas traiciones, olvidos y desprecios que le profirieron, no solo los dirigentes magisteriales institucionales (SNTE) sino los compañeros de lides políticas de antaño y de ahora.
Aquellos con los que compartió un breve camino en la construcción del ahora Partido de la Revolución Democrática (PRD) no le perdonaron que los hubiese abandonado y mucho menos que los hubiera criticado como solo él sabía hacerlo. Sus palabras contra el desvío ideológico y político del PRD nunca fueron aceptadas y mucho menos consideradas como una autocrítica. Lo consideraron, como en los mejores tiempos estalinianos, un menchevique. Murió siendo comunista pero enarbolando siempre los nobles ideales de la Revolución Mexicana, pues siempre lo supo y así lo dijo una y otra vez, que sin el triunfo de la revolución contra la dictadura porfirista, nunca hubiese tenido la oportunidad de ingresar a estudiar, no solo la instrucción primaria, mucho menos a la normal rural o la escuela nacional preparatoria. Por ello le tenía un gran respeto y admiración al general Lázaro Cárdenas del Río.
Cuando se tuvo la oportunidad de conversar largamente con un hombre como lo fue el maestro Othón, se puede uno sentir satisfecho de haber obtenido en poco tiempo un mar de conocimientos y de la historia reciente. De tener una visión diferente de lo que es este México nuestro y de lo que significan sus instituciones. Evaluar en su exacta dimensión las luchas libertarias que se libraron en el territorio nacional y en particular en el estado de Guerrero. No fue proclive a la guerrilla pero sabía que era producto de las desigualdades sociales. Combatía toda clase de opresión y de barbarie y propugnaba siempre por el amor al prójimo y a la patria. Era, fue, un mexicano bien nacido y por lo mismo, querido y admirado.
El maestro Othón Salazar Ramírez hizo historia en México al lograr constituir la organización de maestros mas combativa e importante que se haya conocido hasta ahora. Lo hizo por su vocación social natural y los conocimientos que adquirió en los círculos de estudios de aquella época. Combinó magistralmente los objetivos de la revolución mexicana con las tesis marxistas-leninistas. Sabía que a los revolucionarios mexicanos les había faltado complementar la lucha librada contra el militarismo y la dictadura porfirista con la elaboración de un proyecto nacional que fuese alternativa viable al programa vigente.
No una sino en varias ocasiones, en entrevista con el maestro Othón, sostuvo que su mayor ilusión era ver a México como una patria generosa que aliviara el dolor y el sufrimiento de miles, de millones de mexicanos que nada tienen y que solo sobreviven en este modelo de capitalismo salvaje.
Como maestro, como normalista, como líder, como orador, Othón Salazar Ramírez siempre tuvo la mirada puesta en lo que a la patria le convenía más y no en lo que a los grupos o individuos les parecía mejor. Este modelo de liderazgo está lejos de ser alcanzado por quienes hoy enarbolan las banderas del magisterio guerrerense y que en forma equivocada utilizan métodos violentos para alcanzar sus objetivos.
A estos nuevos redentores de la patria chica bien les haría abrevar en la historia y en la acción del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) y sobre todo, acuñar las expresiones del maestro Othón, quien sin dejar de realizar movilizaciones de protesta e inaugurar los ‘plantones’ frente a la SEP en la ciudad de México, nunca instó a realizar actos de violencia que solo provocarían mas represión y mayor derramamiento de sangre inocente.
Quienes fueron a darle el último adiós y quienes se han comprometido a llevar a cabo actos de homenaje al líder magisterial mas importante en la historia de México, no deben solo utilizar el foro para darle rienda suelta a su protagonismo personal o de grupo, sino levantar las banderas mas nobles del magisterio y luchar por estas. Ese sería el mejor homenaje que se pudiera hacer al maestro recién fallecido.
Hoy no hace falta que ningún gobierno le vaya a querer otorgar presea alguna o quiera darle a sus congéneres algún tipo de ayuda económica. Tampoco sería conveniente que después de su muerte se le reivindicara como profesor pues sería un insulto a su memoria. Lo que hace falta es reconocer al maestro por lo que hizo en vida. Editar sus memorias. Recopilar sus escritos publicados en diversos medios impresos en el estado como en la ciudad de México. Difundir su vocación de servicio social y de defensa de los intereses de la educación pública en el país. Ponerle a escuelas normales rurales su nombre, erigirle un monumento y reposar sus restos en la rotonda de los hombres ilustres de Guerrero.
Esa sería la mejor forma de poder recordarle y homenajearle. Hoy que en el país hacen falta paradigmas, hagamos a un lado egoísmos trasnochados y démosle el valor que el maestro Othón Salazar Ramírez tuvo para enfrentar los obstáculos que se pusieron de frente para que, desde su lejana natal Alcoazauca en Guerrero, llegara a la ciudad de México y provocar una revolución dentro de un sector de ilustrados como son los maestros y convertirse en su líder único e indiscutible hasta el último día de su existencia.
Cómo olvidar aquellas palabras pronunciadas por el maestro Othón Salazar frente a los maestros en huelga y en ‘plantón’ frente a la SEP, cuando anunció la victoria de su movimiento frente al sindicalismo oficial.
‘Compañeros –declaró Othón Salazar– hemos obtenido una victoria. Sabemos que es insuficiente pero nuestro triunfo es mas que materialismo monetario. Hemos dado el tiro de gracia a W. Sánchez y demás dirigente del SNTE. Nuestra unidad es un ejemplo para todos los mexicanos que se vean traicionados y vendidos por líderes venales’.
Y al igual que hace unos días en Chilpancingo, los maestros del MRM organizaron una manifestación ‘para agradecer al pueblo de México el apoyo brindado al movimiento’. Asistieron a esa marcha –según estimaciones oficiales– más de 40 mil personas, cosa nunca antes vista en la ciudad de México.
La diferencia entre las movilizaciones de entonces a las de los maestros ahora, es que no afectaban a terceros ni agredían a persona alguna. Siempre hay una pequeña diferencia en los movimientos sociales. La violencia, hay que admitirlo, nunca se hizo presente en la lucha magisterial que encabezó el MRM del maestro Othón.
Ese es un ejemplo a seguir. Es su legado para las generaciones de hoy y del futuro.
observar@gmail.com
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Publicado en La Jornada Guerrero (11-dic-2008):
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Othón Salazar Ramírez.
Ramón Sosamontes H.
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Espero me permitan este artículo-carta. Le fallé a Othón Salazar, no me quedé en 1979 a seguir su lucha en La Montaña, como me lo había pedido, ese dolor lo llevaré siempre.
“TODO SE HA CONSUMADO…TUS PASOS SIGO.” Así dice en el arco de la entrada del panteón de Alcozauca, que está sobre una pirámide, así dicen. Ahí entro el ataúd de Othón Salazar cargado desde el Palacio Municipal por sus amigos, sus seguidores, entre
ellos Luciano López, Luis Ramos, Ramón Villanueva, Juan Bernardo Corona, algunos de los que ayudaron a construir la Montaña Roja.
Con Othón muere parte de uno, y siento en lo personal que debí haberme quedado a seguir su lucha, a unir a los pueblos que ahora están divididos por luchas mezquinas, el confiaba en mí y le fallé.
Haciendo una primera parada en la iglesia donde el sacerdote habló le reconoció sus méritos en la lucha por los indígenas. Ahí las banderas de la hoz y el martillo, junto al altar de Jesucristo y la Virgen de Guadalupe. Las entonaciones de la Internacional y la Canción al partido Comunista, que cantaban Anthar López y Margarita Cruz; Margarita y Eugenia León, con su grupo Víctor Jara.
Dos noches velándole. En el pasillo del Palacio que gobernó, desde Abel Salazar como primer alcalde del Partido Comunista en México, después Antonio Suárez y otros. Lo recibieron las bandas de música que los pueblos le llevaron para que toda la noche y madrugada estuvieran tocando los acordes mortuorios de los indígenas mixtecos, nahuales, tlapanecos. Indios que viajaron horas a pie para llegar al velorio llevando flores cortadas en el campo, sus veladoras al pie del ataúd, antes pedían permiso, daban sus respetos a Edita Bazán, su viuda, a sus hijos Ninel, Julio e Ignacio. A sus hermanos Socorro, Carmen, Caritino.
Zeferino Torreblanca gobernador del Estado asistió al velorio. Ahí Leoncio Domínguez, Carlos Reyes, Víctor Ureiro. Leoncio, procurador de los comunistas en Guerrero.
En Tlapa murió a las 19:15 horas del jueves 4, al otro día en la catedral donde el pueblo le rindió homenaje y en el zócalo desde donde con su palabra ayudó a los indígenas y a los maestros, se hizo un mitin con cuerpo presente, hablaron Lorenzo Castro y Roberto Cabrera, Humberto Villavicencio, fundadores del CNTE en la montaña, Lelilta Villavicencio y Hermelindo Alatorre, los maestros que abrieron sus puertas para que en 1979 pudiéramos fundar el PCM, cuando nos la cerraban, cuando organizamos el Consejo de los Pueblos indígenas, la candidatura a diputado federal por el V distrito y el PCM y después las elecciones extraordinarias donde fui candidato. Desde ahí nació la Montaña Roja.
También sus hijos Luis, Rubén, Guillermo estuvieron para despedir a su padre, años antes murió el hijo mayor Othón, quien nació con problemas visuales.
“Muero triste, no pude dejarles a mis hijos, a Edita, el sustento económico para que no sufrieran”. Edita le dijo: “No te apures, nosotros sabemos ser pobres, no nos faltará”. Murió en el hombro de su compañera, pudo despedirse con los ojos que lanzaron sus últimas lágrimas. Hombre al que siempre le dolió el no haber atendido más a sus hijos, así me lo confió. Al que le gustaban los tríos, los Panchos, y la canción Flor Silvestre, Por los Caminos del Sur.
El gran orador calló, el organizador ya no pudo completar la refundación del Partido Comunista Mexicano. La izquierda del PRD no le dio el espacio que requería un dirigente histórico, como tampoco se lo han dado a Arnoldo Martínez Verdugo, Gerardo Unzueta, Marcos Leonel Posadas, Rafael Jacobo. Mezquindad en un PRD que usufructúa el registro ganado por ellos, y a los que ahora simplemente ignoran.
Me duele escribirlo, pero no se vale que tengamos que ver a hombres como Othon andar mendingando ayudas pare el sustento de su familia. Nuestros viejos que aún tienen mucho que dar son olvidados, Othón fue uno de ellos. Que gracias a sus amigos podía salir adelante.
Con Othón muere una parte de mí, antes se fueron José Zamarripa, Gilberto Rincón Gallardo, Valentín Campa, Jaime Perches, Mario Orozco Rivera, Eduardo Montes y Jorge Díaz, El Tobi, con cada uno se van terminado las etapas de una vida.
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Publicado en EL Sol de Chilpancingo (11-dic-2008):

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Othón Salazar Ramírez

Othón, tigre de muchas rayas
Hermann Bellinghausen

Luchador social de larga vida y aliento sostenido, Othón Salazar pasó por numerosas aulas, tribunas, trincheras, carreteras, lo mismo que veredas. Se le recuerda más por unas que por otras, pero estuvo en todas.
Expulsado del magisterio oficial después del gran movimiento de los años 50, ni el más horrendo de sus charros enemigos (o enemigas) pudo evitar que Othón fuera maestro, y de los mejores, hasta el último día de su vida.
Ahora que ha muerto, se menciona más su derrota (digna, pero lamentable: la revuelta de los maestros), que su gran victoria: fundar ese fenómeno histórico de los pueblos indígenas que hacia 1980 fue llamado la Montaña Roja.
Aquella transformación política y mental en el corazón más pobre de la mixteca guerrerense comenzó en su natal Alcozauca, en 1979-1980, cuando animado por él, el Partido Comunista Mexicano ganó la alcaldía en esa remota región del olvido. Fue el primer lugar del país gobernado legalmente por la izquierda, y lo seguiría siendo bajo las sucesivas siglas del poscomunismo: PSUM, PMS y PRD, al cual renunciaría hace ya 10 años, guiado por su noción revolucionaria y su integridad, quizá no a prueba de errores, pero impermeable a cualquier corrupción o reblandecimiento.
El “contagio” de la Alcozauca “roja” fue considerable. Pronto Metlatónoc y otros vecinos municipios mixtecos, tlapanecos y nahuas de la Montaña vencerían la aparente inmanencia del PRI, y dos décadas antes que la capital del país demostrarían que se puede.
Experiencias como la Policía Comunitaria, hoy tan importante, no se explicarían sin el establecimiento de gobiernos populares en aquellas partes dominadas siempre por caciques criminales y el racismo de unos cuantos.
Tierra seca y difícil, fértil para guerrillas, y también por desgracia para el narco en sus escalones más bajos (esos tristes cultivos de amapola y mariguana, que hacen chivos expiatorios de indígenas que luego ni saben para qué sirve la “goma” que producen y transportan y los conduce a la cárcel o la muerte).
En los años 80 algo sucedió en Alcozauca. Othón Salazar inspiró la recuperación de tierras, derechos y cultura contra todo pronóstico. Aquella Mixteca parecía condenada a esfumarse: su lengua, su agricultura, su vida comunal. Ya entonces expulsaba migrantes.
Una noche de esos años en los que tuve la fortuna de acompañar un poco a los alcozauquenses en la que aún parecía una lucha solitaria, Othón, muchas otras personas y yo estuvimos a punto de morir juntos como en El puente de San Luis Rey. Era una noche fea, lluviosa, cerrada de niebla. Regresábamos de alguna comunidad apartada en un camioncito cargado con pasajeros, la mayoría indígenas.
Si mal no recuerdo, Othón era presidente municipal por segunda ocasión. Mientras descendíamos la serranía, a nuestra derecha, metros abajo, corría un río loco y caudaloso. En una curva, el carro, conducido por su sobrino, se salió del estrecho camino y quedó colgando varios metros arriba del torrente que no veíamos, sólo escuchábamos. Comenzamos a balancearnos, en uno de esos momentos en que hasta respirar es peligroso.
Othón, quien viajaba en la cabina, llamó a la calma y organizó la evacuación de la camioneta mediante un delicado proceso de pesos y medidas, con serenidad y liderazgo, por así decir. “Que no panda el cúnico”, citó al Chapulín Colorado. Primero saltaron los pasajeros de la caja, pero no todos, pues nos hubiera desbalanceado y el carro habría caído de trompa. Uno por uno, los apiñados pasajeros de la cabina deslizamos las nalgas sobre los asientos.
Al aire teníamos la llanta delantera derecha. La trasera vacilaba entre la tierra del borde, que se desmoronaba, y las raíces de un árbol torcido. Pocas veces he sentido mayor alivio de poner los pies en la tierra.
Entre todos, gente del campo con recursos para situaciones desesperadas, se las arreglaron para devolver el vehículo al camino. Luego, mientras bajábamos a la cabecera de Alcozauca, patinando sobre el lodo, Othón dijo de pronto:
–Aquí venimos, juntos, camino a casa. ¿A poco no es la mejor noche del mundo?
Los demás traíamos atravesado el espanto todavía, pero Othón estaba contento, nada más. Para él era una raya más en el lomo del tigre. Nunca fue de los que mueren fácilmente
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Nota tomada del periódico La Jornada:

sábado, 15 de noviembre de 2008

Javier Mariano

En días pasados nuestro amigo Ricardo Infante Padilla nos comentó el deceso de un destacado artista gerrerense: Javier Mariano Sánchez, a quien le escribió una sentida despedida en un texto que circuló ampliamente.
Ante el fallecimiento del pintor Javier Mariano Sánchez, nos permitimos treascribir algunos datos de su vida, entresacados de su página Web:
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Maestro Pintor nacido el 5 de febrero de 1956 en Ciudad Altamirano, Guerrero.
Estudió Artes Plásticas en el Instituto Regional de Bellas Artes de Cuernavaca (IRBAC). Diplomado en Arte y Cultura, en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Mención Honorífica en Artes Visuales por el Estado de Guerrero; Comisionado Académico del Centro de Investigación, Experimentación y Creación Artística. A partir del mes de abril de 1999 es coordinador de la Pinacoteca Universitaria de la UAG.
La propuesta plástica que plantea se advierte dentro de dos corrientes alternas: el neo-expresionismo y la expresión abstracta. Esto último quizá sea la fuente esencial de sus trabajos más actuales, pero lo más significativo en su obra se denota en la experimentación permanente de lo matérico y su persistencia en la exploración de las claves del lenguaje cromático donde forma y contenido son una sola cosa; fenómeno contundente y primordial.
Ha participado en diversas exposiciones en el país y en estado de Guerrero. Su obra fue seleccionada para la Exposición Nacional de Arte Joven, en el Palacio Nacional de Bellas Artes, México, D.F., en 1979. Mostró su trabajo en París, en 1998.
Destaca también, la muestra itinerante realizada por varias universidades del país, promovida por la ANUIES representando a la universidad; y la exposición individual en el Poliforum Cultural Siqueiros; ésta última organizada para recolectar fondos destinados al rescate de la Pinacoteca de la Universidad Autónoma de Guerrero, 1991.
Javier Sánchez y Javier María de Avellaneda son sus heterónimos. como Javier Sánchez publicó el poemario "PARA EL TIEMPO DE AMAR", en Aguafuerte, 1989; como Javier María Avellaneda dio a conocer "CANTO EQUIS", en el poemario colectivo Punta seca, 1995; ilustró la revista Cambio de la UAG, en 1990; ilustró el suplemento cultural Zona Desierta del periódico El Observador, impreso en Acapulco, 1994; ilustró la revista de arte y cultura Otatal de la UAG. Ha ilustrado varias portadas de libros y revistas, Coordinador de Arte de la Revista CONVERSA, casa de poetas y cuenteros del Sur, Creó la Estampilla conmemorativa del ciento cincuenta aniversario de la Erección del Estado de Guerrero.
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Veáse el texto escrito en su adiós por Ricardo Infante Padilla en:

martes, 11 de noviembre de 2008

Sobre Mauricio Leyva

DE VEZ EN VEZ
Por: Ricardo Infante
A Tabaco y Café
A Tabaco y Café, El libro más reciente del poeta Mauricio Leyva.
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Me da mucho placer, y seguramente a ustedes los guerrerenses les dará más, el saber que a pesar de la deficiente educación que se imparte en el estado, Guerrero cuenta con jóvenes más que notables, que se distinguen no sólo en el ámbito local, sino a nivel nacional e internacional.
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Gente como el Dr. David Cienfuegos Salgado, investigador, historiador, literato y amante de la poesía; el Dr. Roberto Arroyo Matus, especialista en ingeniería sísmica, con amplísimo reconocimiento; y por sólo citar a tres, terminaré hablando del poeta, dramaturgo, promotor de la cultura y amante de la historia de su estado: el bardo Mauricio Leyva, por quien mi afecto, al igual que el que siento por los dos anteriormente citados, no nació en francachelas ni en reuniones de bohemia, sino en el verdadero deslumbramiento que me ha causado lo serio y trascendente de sus obras.
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Al iniciar una relación con Mauricio me percaté de que los chilpancinguenses tenían en él, no a una joven promesa, sino a un hombre plenamente realizado, cuyos días no duran 24 horas, como los de los demás, y sí posiblemente 48, porque no es posible la producción tan extensa y tan variada de este brillante intelectual que ha decidido que se le identifique más que nada como poeta, soslayando su incansable trabajo de promoción de la cultura, la divulgación de la historia, y desde luego, por la realización de una sensual y hermosa obra poética.
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Mauricio Leyva estudió derecho en la Universidad Autónoma de Guerrero. En su paso por la UAG, coincide con los dos anteriores personajes que cité, pero a diferencia de ellos, su estancia en la escuela de derecho no le dejó un buen sabor de boca; de ahí una de sus primeras novelas, desgraciadamente hoy aún inédita. Posteriormente, y después de un exhaustivo trabajo de investigación materializó un magnífico experimento literario que él ha enfocado más que nada como realización teatral llamado: Sentimientos de la Nación, el millar de ejemplares que le fueron impresos, prácticamente voló, todos queríamos tener ese texto, que al mismo tiempo nos aportaba datos históricos de minuciosa investigación y nos describía circunstancias, que adquirían vida a través de los actores.
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Mauricio, sin embargo no detiene su producción poética. Hoy nos presenta un nuevo libro llamado: A tabaco y café; como siempre nos deslumbra con sus metáforas producto de una reflexión que desde luego, no coincide con su corta edad, pero si con su inteligencia y sensibilidad, pero, ya terminó otro más de sus trabajos sobre nuestra historia: este se refiere a los sucesos que en 1902 se desarrollaron en Mochitlán, y que son el antecedente de lo que la posterior Revolución de 1910 significaría para el estado de Guerrero y para México en general.
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Y, me vuelve a sorprender cuando hoy Héctor García, editor de Diario de Guerrero, me comenta que está listo para patrocinar junto con otros amigos, un libro mas de poesía de Mauricio Leyva, pero sé de primera mano que Mauricio ya está haciendo la investigación sobre aquella posada en que Valerio Trujano se reunía con gente como Morelos, Guerrero y los Galeana para discutir en torno a lo que sería nuestra Independencia; y, apenas hace un mes Mauricio era el único poeta joven que nos representaba en un encuentro internacional de poetas y escritores consagrados, en donde compartía la mesa y sus lecturas, lo mismo con premios nobel, que con monstruos de la literatura como el alemán Günter Grass; pero, también hace apenas dos semanas, en la Casa de Guerrero, en la ciudad de México, leyó uno de sus poemas llamado La avispa de Chilpancingo, que motivó tanto al auditorio, que el gobernador del estado ordenó que se fundiera en bronce y se pusiera como complemento a una escultura sobre la avispa de gran significación para esta ciudad.
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Mañana tomaremos un café, y seguramente me sorprenderá con alguna de sus nuevas hazañas intelectuales, y así enriquecerá aún más este rico panorama humano que posee el estado de Guerrero el día de hoy, sobre todo entre sus jóvenes, en donde es una pena que no exista una verdadera institución cultural que promueva a los investigadores, pintores, músicos, y desde luego a los poetas, ensayistas y dramaturgos como el caso de Mauricio Leyva que agraciadamente posee un carácter tan agradable y un talento tan a flor de piel, que le han permitido volar sin necesidad de padrinazgos con compromiso y trascender las montañas de Guerrero, y seguramente proyectarse próximamente, incluso fuera de nuestro continente.
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Enhorabuena Mauricio, y se que aunque no necesitas que te deseemos buena suerte, los que te queremos y admiramos, gozamos con tus triunfos, talento, sencillez y tu fraternal afecto.
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Texto publicado en la edición de hoy 11 de noviembre de 2008, en el Diario de Guerrero.

miércoles, 4 de junio de 2008

Pal Kepenyes


Por los Caminos del Sur

Manú Dornbierer


Pal Kepenyes es una leyenda en Acapulco, en donde sentó su reales en el otoño de 1959, o sea hace casi 50 años, de manera que es más acapulqueño que todos los nacidos en el puerto después de esa fecha. Construyó su primera y muy original casa –actualmente el taller y galería “Espacio Palesco”, ampliamente conocida por los visitantes internacionales interesados en el arte– en la avenida Guitarrón, con vista a la “Bellísima Bahía”, como la llamó el escritor Ricardo Garibay. Lástima que pronto le tapó esa vista una de las feas construcciones que ha permitido el desorden arquitectónico acapulqueño.
La cantidad de fantásticas piezas escultóricas que ahí produjo y sigue produciendo Pal con Amadeo, su fiel asistente, no se pueden contar. El Espacio Palesco ha sido testigo de su impresionante creatividad y capacidad de diversificación. Pero en determinado momento, su taller del Guitarrón no fue suficientemente amplio para las obras que el entonces gobernador José Francisco Ruiz Massieu, el último gobernador culto que ha tenido Guerrero, le encargaba. Pal obtuvo así momentáneamente un lugar cerca de la Base Naval para crear una obra monumental que debía ser emblemática de Acapulco, El Pueblo del Sol, que Ruiz Massieu quiso erróneamente colocar a la entrada de lo que sería años después el Acapulco Diamante, su creación y que hoy en ese punto se ha convertido por falta de planeación en otro amasijo de feas construcciones.
La escultura monumental es un enorme sol con figuras danzantes en su interior. Pal la pintó, como se hace con las grandes esculturas modernas urbanas, de un color vivo y alusivo: Un espléndido naranja, que desde luego no gustó a los que jamás han estado expuestos a la cultura moderna, a obras equivalentes como las de Calder en Chicago, por ejemplo. Uno de ellos sería con el tiempo el gobernador defenestrado Rubén Figueroa que no es muy fino que digamos, y que encargó a Bob Oré, un canadiense-marroquí que prácticamente se apoderó en cierto momento de Acapulco por ser yerno del entonces potentado Enrique Molina (antes de que se convirtiera en prófugo de la justicia) que disfrazara la gran escultura de “bibelot”, de esos que venden en las tiendas departamentales pintados de un aberrante tono cobrizo. Y desde entonces, aunque el Derecho de Autor sea constantemente violado en dicha escultura por los ignorantes gobernantes municipales y estatales, no se ha vuelto a pintar del color que le corresponde, amén de haber sido largamente vejada por una indebida oscuridad por la noche, grafitti y demás manifestaciones de los ignorantes e insensibles.
En ese taller-órico jardín que le brindó Pepe Ruiz Massieu, construyó también con el material restante un grupo fabuloso escultórico llamado “El Baile”, compuesto de tres enormes figuras, que posteriormente llevó a su residencia en Cumbres de Llano Largo. Y hace unas semanas desgraciadamente, Acapulco lo acaba de perder. Compró la magna escultura el Ayuntamiento de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México. En lo personal me da tristeza porque se hubiera visto sensacional sobre la Costera, en la Condesa, por ejemplo, donde los hermanos y primos Rodríguez Escalona jamás han querido renovar los simpáticos restaurantes y “bailaderos” que hizo mundialmente famosos su padre, el Gran Chuy Rodríguez, y que hoy, con otras feas construcciones nuevas, son otro amasijo más de casuchas corrientes. “El Baile” hubiera rescatado a la Condesa dándole la clase que debe tener un sitio turístico de tanta fama. Qué lástima, Héctor Rodríguez, que no te animaste, (como habías ofrecido) a comprar la obra de arte. Qué lástima Ernesto, Secretario de Turismo, que te faltó visión. Qué pena Felix Salgado que hayas gastado en tonterías y no en el espléndido grupo escultórico de 7.5 metros de altura y tres toneladas de gran arte. Y, bueno, felicidades a Atizapán de Zaragoza. Allá iremos a visitarlos los acapulqueños … aunque muertos de la envidia.
PAL, EL HUNGARO
En 1956, Pal Kepenyes escapó hacia París de la prisión Maria Nostra, ubicada a 45 km de Budapest, la capital de Hungría. Estuvo encerrado en la cárcel comunista en calidad de preso político 5 años, de los cuales 3, que se dieron durante la terrible dictadura de Stalin, en condiciones de tortura perpetua. Las ventanas estaban pintadas de negro o de blanco y nunca se abrían. Los habitantes de María Nostra no tenían derecho de ver el cielo ni el sol ni la luna. Nunca salían ni al patio. Vivían con luz artificial, siempre expuestos a que los guardias los levantaran y golpearan, jurándoles que nunca dejarían la prisión. A la muerte de Stalin en 1953, aflojó un poco la presión. Los presos hacían trabajos en minas y campo fuera de la prisión.
Pal Kepenyes sólo regresó a su país natal después de la caída del comunismo, pero había perdido la nacionalidad. Hoy se la regresaron y es húngaro de nuevo, pero también mexicano ya que por fortuna en México existe la doble nacionalidad.
Después de varios meses en Hungría adonde fue grandemente homenajeado Pal acaba de regresar a Acapulco por razones de salud y tras una caída de caballo. Aquí es su casa. En Hungría le acaban de hacer un formidable homenaje a nivel nacional con todos los medios de comunicación. Expuso en la mejor galería de Budapest, Octogon, del empresario Iván Bojar quien también es dueño de una gran revista. ¡Y están haciendo una película sobre su vida! Van venir los cineastas húngaros por supuesto a filmar en su patria por casi 50 años, Acapulco.
Expuso 28 piezas cuyo envío en mala hora corrió por cuenta de la Secretaría de Relaciones de México. Llegaron tarde para la inauguración de la exposición en Octogon, así que Lumi, su compañera y promotora de toda la vida, tuvo que venir de volada por piezas. Y además, el gobierno de México le exigió que las esculturas se expusieran una sola vez y que regresaran de inmediato y no dejaron que se vendieran. Luego las olvidaron. ¿Así promueve el gobierno de México a un artista internacional. Pal tiene invitaciones para exponer en el Banco Arner, de Lugano, Suiza, en Alemania, en Bruselas y en New York y que ha sido invitado por sus otros paisanos a construir a orillas del Danubio otra magna escultura, movediza ésta, de medio millón de dólares?
En Hungría Pal Kepenyes visitó su pueblo Kondoros, no lejos de Budapest, hoy convertido en una bonita ciudad. Ahí estudió en los años 1946-47-48 Artes Aplicadas, preludio a la escula de Bellas Artes. Su primer maestro de escultura al que quiso muchísimo, y no ha olvoidado el nombre de su primer maestro de arte que se llamó Desiderio Erdey. Como todos los artistas Pal fue desde desde los 8 años famoso en su escuela primaria por sus dibujos y esculturas.
Definitivamente, nadie es profeta en su tierra… mexicana, a menos que se trate de alguna de las innumerables mediocridades de Televisa que en este trópico son adoradas y promovidas. A punta de muchos millones de pesos entregados a la TV, “Guerrrero Brilla”, sí, pero por su ausencia de la cultura universal, excepción hecha afortunadamente de la Orquesta Filarmónica de Acapulco.
Pero si Pal hará a orillas del Danubio el gran artilugio citado, ojalá a orillas del Pacífico pueda realizar el proyecto que hoy trae entre manos para Acapulco: Un parque en las alturas, plantado de esculturas y de musadendras ese maravilloso arbol de grandes flores rosas. Ojalá su sueño de arte para este puerto enfermo de corrientez algún día se logre.
(Publicado en La Jornada Guerrero, del 03 de junio de 2008)