lunes, 24 de agosto de 2009

Sobre Armando Chavarría Barrera

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LA LUCHA QUE VAMOS A INICIAR
Martha Obeso

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Durante treinta años mi vida estuvo unida a la de Armando. Juntos compartimos muchas vivencias: felices algunas, como el nacimiento de nuestros hijos, amargas otras, como la pérdida de amigos.
Nos conocimos cuando fuimos estudiantes, cuando el pasado no significa mucho y el horizonte de futuro es inmenso, cuando un joven está lleno de esperanzas y creemos que podemos devorar el mundo. Eso es lo que nos unió, nuestro deseo de cambiar las cosas en una sociedad marcada por la injusticia y la desigualdad.
Eran tiempos en que el único espacio que tenía la sociedad suriana para hacer críticas al poder era el ámbito universitario. Generosa, la Universidad Autónoma de Guerrero acogió el pensamiento disidente y desde su seno cientos de jóvenes nos dedicamos a combatir al caciquismo, con las únicas armas que teníamos a la mano: nuestras ideas. Armando, yo y muchas y muchos de los que están aquí fuimos de esa reserva de la sociedad para preservar los derechos y las garantías que hacen de un pueblo un espacio de convivencia humana. Pero no crean ustedes que aquellas luchas se trataban de escaramuzas juveniles, era una lucha frontal contra un sistema autoritario, en la que cayeron cientos de compañeras y compañeros.
Afortunadamente no todos ellos murieron porque ningún poder, por grande que sea, puede acabar con todo un pueblo. Armando y muchas y muchos de los que estamos presentes logramos sobrevivir y gracias a ello Guerrero fue uno de los bastiones de 1988.
La muerte de nuestros compañeros, la cárcel, los dolores de la tortura fueron el abono de aquél histórico movimiento. Por eso, cuando en aquel entonces veía las enormes manifestaciones del zócalo o sabía de las horas que pueblos completos esperaban al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la carretera para darle un saludo, sabía que el trabajo de Armando, el mío y el de cientos de jóvenes universitarios estaba detrás de ese entusiasmo ciudadano.
Esa aportación a la ola cívica de 1988, no sólo de Armando, sino del movimiento universitario, del que él fue uno de los principales dirigentes, lo llevó a representar al PRD en el Congreso, primero como diputado federal, luego como senador de la República y finalmente como diputado local.
Algunos de sus críticos, que los tuvo, como cualquier político, le negaban méritos para tan grande honor. Creo que los tenía de sobra. Fui su compañera, una compañera que lo admiraba, que lo vio desde sus años de estudiante desvelarse muchas noches intentando liberar compañeros, fundando casas de estudiantes, buscando plazas para otros, becas para niños indígenas, camas en hospitales para campesinos desprotegidos de servicios médicos, gestionar el traslado de cuerpos de paisanos que murieron fuera de su país, intentando mejorar la vida de su familia. Lo vi días y noches lamentarse porque desde la Secretaría General de Gobierno le fue imposible responder a las expectativas de muchas y muchos compañeros.
Viví con él largas horas de preocupación por la desaparición de los indígenas mixtecos y la posterior aparición de sus cadáveres con huellas de tortura.
Respetuoso de la institucionalidad, discutió conmigo la posición que debía impulsar en el Congreso para no confrontarlo con el Poder Ejecutivo; le costó trabajo decidirse a señalar la falta de energía de éste en la localización de los luchadores indígenas, pero él sabía que era más importante su deber con la sociedad guerrerense que preservar las buenas relaciones institucionales.
Conocí y apoyé su magnífico discurso sobre la dignidad del Congreso, donde Armando se erigió como un estadista, sin importar el disgusto que sus palabras causaron en algunos sectores del gobierno y del partido. Ese día me sentí especialmente orgullosa de él y sé que sus hijos también, porque no hay mayor orgullo para una familia que saber que el compañero, el padre, les está enseñando con el ejemplo a mejorar la convivencia social.
No puedo negar que tuve desacuerdos con Armando, porque como militante de izquierda fui educada en la crítica y la autocrítica; me atrevo a decir que fui su principal crítica; no siempre yo tenía la razón. A veces me impacientaba su sangre fría y la mesura con que tomaba algunos problemas, cuando yo deseaba mayor determinación y coraje de su parte. No es que Armando fuera tibio, de lo que algunos lo acusan; él sabía que cada decisión de un político de su nivel implica a mucha gente y jamás tomaba decisiones sin pensar en las consecuencias, no para él sino para los demás. Sólo quienes no lo conocían podían confundir su cautela con tibieza, su reflexión con indecisión, su ecuanimidad con un espíritu medroso. Si tuviera que caracterizar a Armando con una palabra, diría que ésta es el equilibrio.
Quiero decirles a ustedes, amigos míos, pero sobre todo amigos de Armando, que es un orgullo haber vivido más de tres décadas al lado de un hombre como él, un hombre hecho para la política, es decir, para el servicio de los demás; haber procreado con él tres magníficos hijos, haber compartido sus angustias, sus alegrías, sus frustraciones, sus triunfos y sus fracasos. A sus hijos y a mí nos deja un ejemplo, pero también una enorme obligación: la de continuar con su lucha.
Perdónenme si centro estas palabras en Armando, porque es a él al que estamos despidiendo, pero los verdaderos protagonistas de esta gesta son ustedes, es el pueblo de Guerrero. ¿Qué hubiera sido Armando sin sus compañeros de partido, sin los indígenas de La Montaña, sin los campesinos calentanos, los costeños, sus paisanos de la región norte, que fueron su razón de ser, su preocupación? Estoy segura que Armando estaría feliz de verlos aquí unidos, dispuestos a convertir su artero asesinato en motivo de lucha.
Pero no podemos hacerlo sin esclarecer su muerte. Ni yo ni sus hijos Armando, Oswaldo y Omar, ni sus hermanas o su madre vamos a admitir que en aras del cálculo político se quiera echar al olvido su muerte.
Lo que ocurrió ayer no fue sólo el asesinato de un esposo, de un padre, de un hijo, de un hermano, de un amigo; lo que está ante nuestros ojos es un crimen político que trastorna la vida pública, no sólo de nuestro estado, sino del país entero.
Si cerramos los ojos para no romper alianzas lo único que estaremos haciendo es abrirle las puertas a la violencia. Con la familia Chavarría Obeso no cuenten para dejar que el olvido cubra este crimen; si tengo que dedicar la vida entera a esclarecer el asesinato de mi compañero no tengan la menor duda de que lo haré; la señora Rosario Ibarra de Piedra nos ha dado el ejemplo.
Toda muerte es dolorosa, pero las muertes violentas, con saña, pueden envenenarnos el alma si no la curamos con justicia. Yo les pido a todos ustedes que no dejemos la muerte de Armando sin castigo, no tan sólo por mí y por mis hijos, sino por ustedes mismos, porque si no paramos la violencia hoy los próximos pueden ser sus seres queridos y no desearán sentir lo que yo ahora siento.
No creo que este crimen pueda ser resuelto por las autoridades estatales; cuatro años de incapacidad para proteger a los ciudadanos no me dan los elementos para confiar en ellas. No quiero experimentar la impunidad que están viviendo las viudas de Raúl Lucas y Manuel Ponce. Por respeto a la memoria de Armando, yo quiero justicia, exijo justicia.

Quiero que sepan que en este momento de dolor su compañía es invaluable, mis hijos y yo se la agradecemos infinitamente y esperamos conservarla en la lucha que vamos a iniciar.
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Palabras pronunciadas el 21 de agosto de 2009, en el panteón municipal de Chilpancingo .
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ARMANDO CHAVARRÍA BARRERA
Miguel A. Parra Bedrán
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Armando Chavarría Barrera nació como político en la Universidad Autónoma de Guerrero. Desde muy joven le gustó la política y destacó en ella hasta donde las fuerzas oscuras de la ignominia lo dejaron. En la máxima casa de estudios pudo haber llegado a la rectoría, pero siempre la mano inconveniente salía de su cueva para que no lo lograra. Cierto, quien se dedica a la política lleva el riesgo de que el pan sostenido en la mano nunca llegue a la boca.
Supo desde siempre que la conciliación era la mejor arma para tener fieles soldados para su causa. Nunca que yo haya sabido utilizó la discriminación o el avallasamiento para deshacerse de sus enemigos, y tan fue así que muchos de ellos tiempo después se hicieron sus aliados.
No quiero, como se hace en estos momentos de reflexión, alabar a quien ha caído en una lucha política, porque su muerte trágica fue en la lucha por hacer de nuestro Estado un territorio mejor, donde las ideas sociales pudieran ser el motivo de la reivindicación de quienes menos tienen. Sin embargo, la alabanza no es vituperio cuando todo un pueblo ha sentido una pérdida tan notable como la suya.
Hoy nuestro país y en particular el Estado de Guerrero es víctima cruel de las políticas neoliberales y de un desprecio por la legalidad. Hoy se privilegia en el arte de gobernar el patrimonialismo y la facción, como posibilidades casi únicas para abordar al poder, y digo casi únicas porque Armando Chavarría supo llegar hasta donde lo dejaron no por ser faccioso o unirse con los más poderosos, sino porque forjó durante años una manera de hacer política respetando la virtud del contrario y alabando las propias de sus seguidores, eso hizo sin lugar a dudas que la gente que estaba con él creyera en su proyecto y en esa nueva forma de abordar al poder no olvidando que los menos favorecidos deberían ser el leiv motiv de su proceder. Armando, por eso, fue uno de los pocos líderes verdaderamente de izquierda en el Estado, ya que es fácil decirse de izquierda para llamar la atención y decir que se está con el pueblo cuando en realidad las intenciones son otras, eso no pasó con Armando, quien hasta su último aliento sabía que a la gente de nuestro sufrido pueblo había que darle un aliento de esperanza con políticas reivindicadoras de izquierda.
Fui testigo de alguno de sus enojos cuando las cosas no marchaban acorde a su proyecto, fui testigo de algunos de sus éxitos, y en ambos casos reinó la cordura y la sapiencia de que en política el éxito y el fracaso solo son momentos pasajeros. Su vida fue plena y los años que vivió fueron intensos. La última vez que lo vi fue en la Secretaría General de Gobierno, platicamos de muchas cosas y siempre riéndonos, así abordaba los problemas, aunque su carácter era fuerte y no siempre se reía de todo, sobre todo cuando la seriedad del caso lo ameritaba.
Fue un aprendiz rápido y capaz de la política, pero olvidó un principio fundamental de la política mexicana expresado por el entonces presidente de la república Álvaro Obregón “mientras más matas más gobiernas”. Y olvidó también que en este sistema político la traición es pan de todos los días, confió en sus habilidades y en el calor del beneplácito popular que lo arropaba. La confianza ciega en los demás ha causado que políticos como él hayan caído desde lo más alto, sin importar lo que diga o lo que piense el pueblo.
Con su muerte no sólo se pierde a un político importante, se pierde ya casi en definitiva la confianza en que la política es el método idóneo para abordar al poder. Se está en riesgo inminente de asegurar, al menos en Guerrero, la tesis del Estado fallido, se percibe la idea del retorno de la crueldad y la violencia desde el poder o desde las fuerzas de presión del Estado, se confirma un estado de cosas que producen temor en la ciudadanía que hacen que el ciudadano común tema y no desee salir a la calle. Así es imposible hablar de democracia.
El artero asesinato perpetrado en su contra, dejo muy mal herido al sistema político guerrerense, el cual podría emitir signos de recuperación en caso de que se aclare plenamente quienes jalaron el gatillo y quién o quiénes ordenaron semejante magnicidio. El gobierno actual tiene la palabra, si no lo hace será corresponsable y el pueblo tendrá la palabra.
No queremos más discursos, más pretextos, más excusas, queremos saber la verdad porque de no haberla no se habrá rendido el más mínimo homenaje a un caído por la democracia.
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La Impunidad No Debe Prevalecer
Efraín Ramos Ramírez
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Quiero manifestar en nombre propio, de la Dirección Estatal y de la Fracción Parlamentaria del Partido Convergencia, nuestro profundo pésame y nuestras sentidas condolencias por el infame asesinato de nuestro amigo y compañero, el Diputado Armando Chavarría Barrera, a sus deudos: a Doña Martha Obeso Viuda de Chavarría, a sus hijos Inti Armando, Oswaldo y Omar Chavarría Obeso, a su señor padre, a su señora madre y a todos sus familiares, así como a todos sus amigos, luchadores y activistas sociales que siempre acompañaron a Armando Chavarría Barrera en su lucha y compartieron sus afanes por la libertad, por la justicia, por la democracia y por el florecimiento del estado de Guerrero.
Armando Chavarría Barrera fue el líder más reconocido y pertinaz de la generación de guerrerenses que al abrigo de la Universidad-Pueblo, ha contribuido a cambiar el rostro del Guerrero contemporáneo; de los miles y miles de guerrerenses que desde el campo, las ciudades y las aulas han coadyuvado para nuestro estado se adentre en los caminos de la modernidad y la democracia.
Por eso el asesinato de Armando Chavarría cala y duele. Es un homicidio realizado desde el anonimato y encubierto por mentes contrarias al bienestar de los guerrerenses. Acción tan infame, no pudo ser concebida más que por aquellos que le apuestan a la ruptura de las normas democráticas que nos rigen y de la convivencia social y política que debiera prevalecer en Guerrero.
¿A quién más podría beneficiar este crimen?
Agravia sobre todo el percibir, cómo lo percibe el conjunto de la sociedad guerrerense, que el asesinato de Armando Chavarría Barrera podría, como otros muchos, quedar impune y enrarecidos sus motivos; porque más allá de las declaraciones oficiales que prometen aplicar todo el peso de la ley contra los autores intelectuales y materiales de este magnicidio, todos sabemos que en el estado quienes tienen la responsabilidad de prevenir, investigar y perseguir el delito, hace tiempo que han renunciado a cumplir con su deber y también que es patente y creciente la impunidad imperante.
Somos los guerrerenses de buena fe, quienes parecemos extraños en nuestra propia casa.
La violencia y la impunidad están rebasando los límites que nos separan de la ingobernabilidad social y política, sin que el gobierno parezca hacer lo que por ley le corresponde.
La investigación y esclarecimiento del asesinato de Armando Chavarría Barrera deben llegar hasta sus últimas consecuencias. No es posible que una voluntad maligna, cercene de tajo las legítimas aspiraciones de un ciudadano guerrerense, que quería gobernar el estado que le vio nacer, crecer y hacerse útil a la sociedad. El crimen no debe decidir los resultados electorales.
Ojalá y las autoridades federales encargadas de la procuración de justicia, tomen rápidamente la investigación de este crimen en sus manos y lo hagan con eficacia, esmero y pulcritud; los guerrerenses, los mexicanos necesitamos, queremos volver a creer…
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FUNESTO DESENLACE
Joel Ortega Juárez
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El asesinato de Armando Chavarría ha sido calificado por Jesús Ortega como un crimen político, lo mismo ha dicho Ruth Zavaleta quien añadió; sería una cortina de humo atribuirlo al crimen organizado. Además el presidente del PRD agregó que suman 25 asesinados de ese partido, de los cuales 20 han sido en Guerrero, todo esto en los recientes meses.
Estos hechos son, en sí mismos, terribles.
Si la ejecución de Chavarría es política, se impone determinar qué fuerza política la realizó. Porque sino todo queda en una más de las estridencias empleadas por los partidócratas.
Además ello favorecería a quienes ejecutaron al Presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso de Guerrero, por ser el principal candidato a suceder al actual gobernador Zeferino Torreblanca. Los resultados de las elecciones a diputados federales en Guerrero, fueron desastrosos para el PRD: de 8 distritos sólo triunfo en uno, el de la Costa Grande con Ríos Píter,otro aspirante a la gubernatura por el PRD.
Para decirlo sin rodeos: sí la ejecución de Chavarría es política, su autoría estaría entre sus adversarios en el PRD y/o entre sus poderosos competidores del PRI, algunos de ellos auspiciados por la nefasta dinastía de los Figueroa.
En ese caso las palabras de Ortega y demás, deben tener consecuencias o sumarse al alud demagógico que ha causado un enorme daño a la política y la vida civil y social del país.
La biografía política de Chavarría es interesante: cuando era estudiante de Economía en la UAG, según Vicente Durán uno de sus maestros, era un chavo inteligente y de un “radicalismo” que lo enfrentaba al reformismo del PCM. Para nada estaba en su horizonte la lucha electoral.
Fue un activista estudiantil, incluso dirigió la Federación Estudiantil Universitaria, cuando Rosalío Wences ocupó la rectoría de la UAG, en alguno de los varios periodos que lo hizo.
Chavarría contendió para ser Rector en una o dos ocasiones y no lo consiguió.
Del medio universitario, pasó a ser Diputado Federal en 97-2000, luego Senador cuando renunció para contender con Torreblanca por la gubernatura y salió derrotado por éste.
Al interior del PRD y aún antes de su creación Chavarría era integrante de los Cívicos, procedentes de la antigua ACNR de Genaro; su trayectoria era claramente gestada en las izquierdas radicales.
La hazaña de haber derrotado al PRI en Guerrero es indiscutible. Por eso mismo era impensable una actitud pasiva de los caciques, ante las próximas elecciones.
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A continuación se trascribe parte del Boletín no. 460, de la Dirección de Comunicación Social del H. Congreso del Estado de Guerrero:
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Chilpancingo, Gro., 4 de agosto de 2010.
En reconocimiento al legado y trayectoria política del extinto diputado Armando Chavarría Barrera, la Comisión Permanente del Congreso local convocó a Periodo Extraordinario de Sesiones el próximo 20 de agosto a las 11 horas, para recordar la memoria del legislador en Sesión Pública y Solemne.
Mediante Acuerdo Parlamentario, los legisladores consideraron que en su papel como presidente de la Comisión de Gobierno, Armando Chavarría fue el más ferviente promotor de que el Congreso del Estado fuera un poder público con verdadera autonomía e independencia, y como legislador estuvo comprometido con la dignificación del Poder Legislativo, así como el respeto a la división de poderes como la forma de guardar los equilibrios y contrapesos que requieren y exigen todas las democracias.
“El día 20 de agosto del año 2009, fue un día trágico no sólo en Guerrero, sino en todo el país por la pérdida irreparable de un padre, de un esposo, de un hijo, de un amigo, de un líder y principal referente de la izquierda en Guerrero”, señala el documento.
En ese sentido, los diputados locales, además de convocar a Periodo Extraordinario de Sesiones, también aprobaron la realización de actividades cívicas y culturales con las cuales el Poder Legislativo recordará la memoria y legado del extinto Armando Chavarría Barrera, de igual forma se devele un busto en su honor en las instalaciones que ocupa este Poder Legislativo.
La propuesta presentada por los diputados integrantes de la Comisión Permanente, se fundamenta en lo dispuesto por el artículo 105 fracción V, de la Ley Orgánica del Poder Legislativo en vigor de que señala que se pueden celebrar sesiones solemnes cuando el Congreso otorgue reconocimiento a los méritos de alguna persona, y Armando Chavarría Barrera “fue parte medular del avance democrático en nuestro Estado en los últimos años de historia”.
El documento que fue aprobado por unanimidad, establece el Orden del Día a que se sujetará la Sesión Solemne la cual se desarrollará de la siguiente manera: Instalación de la Sesión Pública y Solemne y Designación de la Comisión Especial de Diputados encargada de introducir al Recinto Oficial al Gobernador del Estado Libre y Soberano de Guerrero, al Presidente del Honorable Tribunal Superior de Justicia del Estado y a la viuda e hijos del extinto diputado Armando Chavarría Barrera.
Honores a la Bandera e interpretación del Himno Nacional Mexicano; Toque de silencio; Pase de lista con mención del diputado Armando Chavarría Barrera; Intervención del diputado Celestino Cesáreo Guzmán, a nombre de la 59 Legislatura, y Clausura de la Sesión Pública y Solemne.
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A continuación trascribimos el Boletín no. 465, de la Dirección de Comunicación Social del H. Congreso del Estado de Guerrero:

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Chilpancingo, Gro., 20 de agosto de 2010
En sesión solemne, la 59 Legislatura del Congreso local conmemoró el primer aniversario luctuoso del diputado Armando Chavarría Barrera, y exigió el esclarecimiento del crimen del diputado Armando Chavarría Barrera.
Ante la presencia de los dirigentes nacionales de los partidos de la Revolución Democrática y Convergencia, Jesús Ortega Martínez y Luis Walton Aburto, respectivamente; el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón; el diputado presidente de la Mesa Directiva del Congreso Local, Celestino Cesáreo Guzmán, sentenció que el asesinato de Chavarría Barrera significó un golpe a la transición democrática en Guerrero.
Al pronunciar el discurso oficial a nombre del Poder Legislativo, Cesáreo Guzmán advirtió que “la sesión solemne no es un acto festivo para celebrar la consolidación del proyecto de izquierda, sino uno de duelo y reclamo para demandar justicia y encender alarmas por el deterioro de nuestra transición democrática, al cumplirse el primer aniversario del asesinato de la cabeza de esta soberanía, sin que este se haya esclarecido”.
En la Sesión Solemne en la que estuvieron presentes Marha Obeso de Chavarría, Inti Armando, Oswaldo y Omar Chavarría Obeso, así como los padres y hermanas del finado legislador, agregó que establecer la democracia en Guerrero requería no sólo de una victoria en las urnas de las fuerzas progresistas, sino también desmontar las estructuras autoritarias, establecer la cultura democrática y levantar las nuevas estructuras de gobierno que dieran cause y participación a las nuevos grupos sociales.
En ese sentido precisó que Armando Chavarría entendió las prioridades de la alternancia y se abocó a tender puentes hacia los diversos factores de poder, consciente de que desmontar el régimen autoritario y construir las nuevas instituciones democráticas, requería no sólo de una amplia actividad legislativa, sino sobre todo, de una gran capacidad de negociación y operación política.
Durante la sesión solemne a la que asistieron también el coordinador parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados Federal, Alejandro Encinas Rodríguez; el senador David Jiménez Rumbo; el presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Edmundo Román Pinzón; Celestino Cesáreo Guzmán enfatizó que como verdadera estadista Armando Chavarría en 2008 entendió que para desmontar las estructuras autoritarias debía cambiar de trinchera y decidió que el camino para lograrlo era el Congreso, porque es ahí donde se hacen las leyes y las instituciones que van a normar las nuevas relaciones ciudadanas.
“Durante su presidencia, esta soberanía adquiere la dignidad que debe tener un Poder que es representante de la voluntad popular. No tengo empacho en reconocer que durante el periodo que él la dirigió, sin lugar a dudas, ésta fue la mejor legislatura de la historia guerrerense”, reiteró.
Celestino Cesáreo recordó también que Chavarría Barrera condenó la ola de violencia, demandó justicia, exigió rendición de cuentas a los funcionarios de gobierno, reclamó respeto al Ejecutivo en sus relaciones con esta soberanía, señaló los peligros de retroceder a las viejas épocas del estado autoritario, cumpliendo a cabalidad con las funciones de un Congreso.
Finalmente, el también coordinador de la fracción Parlamentaria del PRD, Celestino Cesáreo Guzmán, demandó el esclarecimiento de los asesinatos de Álvaro Rosas Martínez, Raúl Lucas y Manuel Ponce.
A la sesión solemne también asistieron los dirigentes estatales del PRD y Convergencia, Misael Medrano Baza y Mario Ramos del Carmen, respectivamente, así como personalidades de la clase política de Guerrero.
Por otra parte, en lo que fue el último día de las actividades por el primer aniversario luctuoso de Armando Chavarría, en la entrada principal al Recinto Legislativo “Primer Congreso de Anáhuac”, se develó un busto del finado diputado, y se presentó el video Armando Chavarría Barrera, un hombre de izquierda.
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Armando Chavarría: un año de impunidad

Marcial Rodríguez Saldaña
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Este 20 de agosto se cumple un año del crimen de Armando Chavarría Barrera, cometido en el contexto de su precandidatura a la gubernatura del estado de Guerrero. A doce meses del asesinato, no hay ningún resultado que deje satisfecha a la familia ni a la sociedad.
1. Todo el proceso de la investigación ha sido muy desafortunado; desde las primeras horas posteriores al homicidio, cuando el gobierno del estado negó como línea principal del crimen su naturaleza política, comenzó a generar mucha incertidumbre, pues rechazaba algo muy notorio, ya que se trataba de un personaje dedicado a la vida política, como diputado federal, senador, secretario general de Gobierno y en funciones como presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso del Estado, representante de uno de los poderes públicos, convertía su asesinato en un hecho político.
2. El expediente de la investigación ha sido manejado con mucha torpeza y hasta mala fe, ya que se han permitido, consentido o auspiciado una multitud de filtraciones sobre el caso en forma por demás irresponsable, más para denostar a la víctima que para aclarar el crimen, lo cual ha generado mucha desconfianza y le ha quitado el carácter profesional que debe tener toda investigación y con mayor razón este asunto de obvio interés público.
3. Es posible que formen parte de la investigación muchos tomos de hojas, de papel, que contengan los datos técnicos del procedimiento, sin embargo hasta ahora la Procuraduría General de de Justicia del Estado como entidad responsable de la averiguación, no ha aportado un solo elemento, o prueba, ni siquiera indicios respecto de quienes fueron los autores intelectuales del crimen.
4. La investigación del caso ha sido una sucesión de hechos; más que orientarse al descubrimiento de la verdad ha sido para desvirtuar la realidad de los acontecimientos, a veces hasta ha sido insultante y ofensiva para la opinión pública, como cuando se pretendió acusar como autores del asesinato a los amigos de Armando Chavarría, con el objeto de buscar chivos expiatorios y darle carpetazo al asunto.
5. El caso de Armando Chavarría ameritaba la mayor responsabilidad y acuciosidad del gobierno del estado, de la contratación de equipos de profesionales en la investigación, de un manejo del asunto con la más alta encomienda pública, pero sobre todo de voluntad política para esclarecer el homicidio; pero por lo que se ha visto, ninguna de estas condiciones indispensables para conocer la verdad de los hechos, se ha cumplido.
6. Doce meses después del asesinato de Armando Chavarría, son suficientes para que se rindan cuentas, para que se den resultados concretos de la investigación del crimen, pero no se advierte que ello vaya a ocurrir, por el contrario, entre más tiempo pase, y sobre todo en la fase terminal del actual gobierno del estado, más se alejarán las posibilidades del esclarecimiento del homicidio, y en tanto no se conozca la verdad, seguirá como un hecho que confirma el ambiente de impunidad que se vive en Guerrero.
mrodriguezsal@hotmail.com
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Publicado en EL SUR.